Los tickets en los que se borra la tinta contienen sustancias que provocan cáncer
Sin alternativas válidas, de momento
En la actualidad, existe una gran preocupación sobre la exposición inadvertida de la población general al bisfenol-A. La industria ha buscado alternativas para la sustitución progresiva del BPA en muchas de sus aplicaciones, como es el caso del papel térmico empleado en los tickets y recibos.
“Podemos reconocer este tipo de papel porque, si acercamos una fuente de calor, por ejemplo una cerilla, se ennegrece de forma instantánea”, explica el catedrático de Medicina de la UGR Nicolás Olea, que junto con José Manuel Molina, del ibs.GRANADA, son autores principales del trabajo. Una de estas opciones parece ser el empleo del bisfenol-S (BPS) que tiene una estructura molecular algo similar, pero con una introducción de un átomo de azufre (S) en lugar de un carbono (C) en su fórmula.
Para ello, estudiaron 112 recibos de papel térmico procedentes de Brasil, España y Francia. “Para el usuario son fáciles de identificar, ya que se trata de esos recibos que pierden lo impreso con el tiempo y cuando vas a devolver los pantalones que te compraste, el dependiente te dice que no se ve nada”, explica Olea. “Muchas veces lo único que encuentras es un fino polvo blanco que se desprende al sacarlos de la cartera o del monedero. El BPA es, precisamente, ese polvo blanco que te mancha los dedos”.
En este estudio, más del 90% de los recibos colectados en Brasil y en España tienen BPA y la actividad biológica de carácter hormonal antiandrogénica está presente en todos aquellos que contienen BPA. Sin embargo, solo la mitad de los recibos de Francia lo tienen, lo que confirma que el Gobierno francés tomó medidas desde 2014 para la reducción del compuesto en el papel térmico con vistas a proteger a la población.
“Lo malo es que la alternativa francesa parece ser el BPS. Lamentablemente, el BPS es también un disruptor endocrino, con una mayor persistencia medioambiental y, por tanto, no puede ser una opción válida”, destaca el catedrático de la UGR.
A pesar de ello, los investigadores temen que su uso irá en aumento en los próximos años, ya que su regulación no es tan estricta como la que se ha establecido en torno a BPA.
Fuente: laflecha.net
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